Hace unos días fuimos a visitar el torcal de Antequera y los dólmenes de Menga, cerca de la ciudad de Antequera.
El Paraje Natural Torcal de Antequera encierra una de las muestras más
impresionantes de paisaje kárstico de toda Europa y, debe su nombre, a las
dolinas o torcas, unas curiosas formaciones en forma de depresiones circulares.
En El Torcal predominan las calizas, rocas con más de 150 millones de
años, formadas por sedimentos marinos muy sensibles a la erosión. La acción
lenta pero continuada de la lluvia, la nieve y el viento sobre este material han
moldeado este característico paisaje.
Las rocas son aquí una colección de esculturas naturales, algunas con formas
familiares, como el Tornillo, declarado Monumento Natural, el Sombrerillo, el
Cáliz o el Dado, entre otras muchas que esperan ser definidas por la imaginación
y la fantasía de quienes las recorran.
Este medio de gran belleza y apariencia inhóspita contiene además una rica y
variada vegetación con algunas especies exclusivas. En su paisaje, encinas,
quejigos, serbales o arces se entremezclan con plantas adaptadas a vivir en las
fisuras de las rocas.
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